jueves, 25 de febrero de 2010

"El amor no duerme"


Donde hay amor no hay deseos y por eso no existe ningún miedo. Si amas de verdad a tu amigo, tendrías que poder decirle sinceramente: "Así, sin los cristales de los deseos, te veo como eres, y no como yo desearía que fueses, y así te quiero ya, sin miedo a que te escapes, a que me faltes, a que no me quieras" porque en realidad, ¿qué deseas? ¿Amar a esta persona tal cual es, o a una imagen que no existe? En cuanto puedas desprenderte de estos deseos, podrás amar; al otro no se debe llamar amor, pues es todo lo contrario de lo que el amor significa.

El enamorarse tampoco es amor, sino desear par ti una imagen que te imaginas de una persona. Todo es un sueño, porque esta persona no existe. Por eso, en cuanto conoces la realidad de esa persona, como no coincide con lo que tu te imaginabas, te desenamoras, la esencia de todo sufrimiento son los deseos. Deseos que generan celos y sufrimiento porque al no estar asentados en la realidad, viven en la inseguridad, en la desconfianza, "en el miedo a que todos los sueños se acaben y se vengan abajo."

Proporciona cierta emoción y exaltación que gustan las personas con una cierta seguridad afectiva y que alimentan una sociedad y una cultura que hacen de ello un comercio. Cuando estas enamorado no te atreves a decir toda la verdad por miedo a que el otro se desilusione, porque en el fondo, sabes que el enamoramiento solo se alimenta de ilusiones e imágenes idealizadas.

El enamoramiento supone una manipulación de la verdad y de la otra persona para que sienta y desee lo mismo que tu, ya si poder poseerla como un objeto, sin miedo a que te falle, no es más que una enfermedad y una droga del que por su inseguridad, no esta capacitado para amar libre y gozosamente.

La gente insegura no desea la felicidad de verdad, porque teme al riesgo de la libertad, y por ello, prefiere la droga de los deseos. Con los deseos viene el miedo, la ansiedad, las tensiones y por descontado, la desilusión y el sufrimiento continuo.
¿Cuánto dura el placer de saber que conseguiste lo que deseabas? El primer sorbo del placer es un encanto, pero va prendido irremediablemente al miedo a perderlo, y cuando se apodera de ti las dudas, llega la tristeza.

Cuando estamos despiertos de nuestro sueño y vemos la realidad tal cual es, nuestra inseguridad termina y desaparecen los miedos, porque la realidad es y nada cambia. Entonces es como puedo decirle al otro " como no tengo miedo a perderte, pues no eres un objeto de propiedad de nadie, entonces puedo amarte así, como eres, sin deseos, sin apegos, ni condiciones, sin egoísmos, ni querer poseerte". Y esta forma de amar es un gozo sin límites.

Espero que les ayude, alguna vez esto me hizo reflexionar mucho a cerca de lo que pasaba en mi corazón, fue algo que escribí en base a lo que leí de un libro pero quise retomar los puntos mas importantes, pero a final de cuentas las decisiones son de cada quien y nadie mas.

YUZELI

domingo, 14 de febrero de 2010

Día de San Valentin!!!!


14 de febrero un día muy especial para muchos, pero pienso que cada es importante decir a nuestros seres amados lo especial e importantes que son para nosotros, ya que no sabemos si viviremos un día más para poder decirlo.




En esta ocasión quiero dejar un poema de la corriente del romanticismo dedicado para todos aquellos enamorados y también un bello poema para quienes tienen un buen amigo, espero que les gusten y les recuerdo nuevamente amigos que si quieren enviar algún comentario, sugerencia o algún escrito para publicarlo sea pensamiento, canción, cuento, etc. Pueden enviármelo al correo cinthya.montalvo@gmail.com, les envío un fuerte abrazo y recuerden que el mejor amigo que podemos tener somos nosotros mismos.

Atentamente
Su amiga Yuz.

Nocturno a Rosario

Ruben Darío


Pues bien, yo necesito
decirte que te adoro, decirte que te quiero
con todo el corazón; que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto,
y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombrede mi última ilusión.


De noche cuando pongo
mis sienes en la almohada,
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada,
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.
Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos;
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.
A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y huir de esta pasión;
mas si es en vano todo
y mi alma no te olvida,
¡qué quieres tú que yo haga
pedazo de mi vida;
qué quieres tú que yo haga
con este corazón!
Y luego que ya estaba?
concluido el santuario,
la lámpara encendida
tu velo en el altar,
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos
la puerta del hogar...


Yo quiero que tú sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías;
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías
que ya no sé ni dónde
se alzaba el porvenir.
¡Que hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo.
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos, un alma sola,
los dos, un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Díos!
¡Figúrate qué hermosas
las horas de la vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida,
y al delirar en eso
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por ti, no más por ti.
Bien sabe Díos que ése era
mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
¡bien sabe Díos que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
en el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!
Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡adiós por la última vez,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores,
mi mira de poeta,
mi juventud, adiós!



EL ARBOL DE LOS AMIGOS



Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices
por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,
mas otras apenas vemos entre un paso y otro.
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá,
que nos muestra lo que es la vida.
Después vienen los amigos hermanos,
con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Mas el destino nos presenta a otros amigos,
los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón.
Son sinceros, son verdaderos.
Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón
y entonces es llamado un amigo enamorado.
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo,
tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.
Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro,
durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,
aquellos que están en la punta de las ramas
y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,
algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,
alimentando nuestra raíz con alegría.
Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.

Habrá los que se llevarán mucho,
pero no habrán de los que no nos dejarán nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida
y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.