lunes, 16 de abril de 2012

NOCHE DE VERANO

La lluvia desciende sobre la ciudad
empapa corazones ardientes,
ansiosos de madrugadas extrañas,
lugares prohibidos y cuerpos
que en sudor se bañan.

Llueve,
corazones sombríos, solitarios
bañados en pecado,
seducidos por la lujuria y pasión
que su belleza reclama.

Llueve,
los vidrios se empañan;
una mano toca las entrañas,
penetras el milagro
y el día te aclama.

Amanece, todo acaba.
Sale el Sol a devorarse
los sueños que incendiaron
cierta madrugada.




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